pinzas, creyones, brochas y polvos salen de las carteras con rapidez y seguridad, lineas son aplicadas en los párpados con precisión de neurocirujano a pesar de estar el tren en marcha, una verdadera poesía en movimiento.
Lástima que al final quedan igual de feas que al inicio.
Es algo así como la escultura, de una mala piedra nunca sale una buena obra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario