Hoy me tocó ser victima de mi cuarto asalto a mano armada, segundo en menos de un año. Es curioso como las cosas que nos parecen importantes resultan ser tan insignificantes cuando se pasa por una experiencia como esta (otra vez).
Yo soy un tipo de lo más normal, ni siquiera me visto de manera llamativa (botas de seguridad, jeans, camisa manga corta, en resumen la ropa del ingeniero promedio), no utilizo joyas, ni reloj, hasta los colores con los que me visto son poco llamativos (negro, gris, azul es la paleta normal).
Todos mis asaltos han sido a plena luz del día en zonas muy concurridas (el de hoy en San Bernardino), y mi comportamiento general es casi el de un recluso, de mi casa al trabajo y viceversa. Hoy a la 1:30 pm estaba en la calle porque en mi oficina no había electricidad (gracias HRCF por favores recibidos, de haber sido un poco más eficiente tu gestión habria estado trabajando y no me tocaba vivir, otra vez, esta experiencia)
Con todo esto quiero decir que no tengo ni la menor idea del por qué me ha tocado esta racha a mi.
Pero esta vez ha pasado algo distinto a las anteriores, esta vez, por decirlo simplemente, me cansé.
Me cansé de la inseguridad del país (lo que algunos llaman la sensación de inseguridad, que bolas).
Me cansé de la improvisación y piratería de las autoridades.
Me cansé de la mediocridad de la oposición incapaz de decir dos palabras coherentes seguidas.
Me cansé de la gente que aplaude como focas.
Me cansé de estar en pie a las cinco de la mañana.
Me cansé de regresar a mi casa a las diez de la noche.
Me cansé de los obreros flojos que discuten por nimiedades.
Me cansé de los jefes imbéciles que no se encontarían el culo ni con un mapa.
Me cansé de las universidades que gradúan imbéciles profesionales.
Me cansé de los imbéciles que apenas hay un puente salen de vacaciones como si el mundo se fuera a acabar.
Me cansé de los sifrinos que tienen su kit de marcha (protector solar, pito, silla plegable y botella de agua).
Me cansé de los que cobran por ir a marchar (no me digan que no hay porque varios de los obreros que trabajan para mi lo hacen).
Me cansé de trabajar por una fracción de lo que gana mi primo como obrero en Estados Unidos.
Me cansé de los bobos que hacen cola para comprar la última nevera con dolar viejo.
Me cansé de la gente que cree que hacer el trámite por la limosna que da Cadivi con el cupo de dolares es muestra de resistencia.
Me cansé de Venezuela.
En algún lugar del mundo debe haber trabajo para un ingeniero mecánico con maestría, si no me voy a lavar pocetas.
Mientras tanto, en mi casa tengo una botella de Absenta, me voy a echar una pea bohemia y no vuelvo a la oficina hasta el lunes.
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